La regularización de autos chocolate sería perjudicial para el mercado interno
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MÉXICO— La industria automotriz en México pidió al presidente Andrés Manuel López Obrador que no regularice vehículos usados importados, llamados chocolate, en la frontera norte del país, ya que agravará la crisis de las ventas del mercado doméstico.
Luego de que el jefe del Ejecutivo dijo que se analizan las condiciones de una posible regularización, sea cual sea la condición de vehículos extranjeros que circulan en la frontera norte, el director de la Asociación Mexicana de Distribuidores de Automotores (AMDA), Guillermo Rosales, advirtió que la medida tendrá un grave impacto en el mercado interno del país.
“Tan sólo la última gran regularización de este tipo de vehículos ejecutada por el presidente Vicente Fox provocó un descenso en ventas de hasta 30%”, recordó. El director general adjunto de la AMDA insistió en que el mercado interno automotor lleva 25 meses de caídas consecutivas, que aunado a una regularización masiva de vehículos de contrabando, tendría un grave impacto en la operación, inversiones y empleos que brinda el sector distributivo de automotores.
“Las regularizaciones nunca han terminado con el problema, sino que simplemente es el inicio de un nuevo ciclo para seguir introduciendo basura automotriz en espera de una futura legalización”, acotó Rosales.
Además expresó sobre los comentarios de AMLO respecto a la junta con tema de la regularización de estos vehículos: “Insistimos a las autoridades involucradas en el análisis de una posible regularización, que desistan en el intento de hacer legal lo que entró de contrabando, lo que contrastaría con lo que el presidente proclama de ‘al margen de la ley, nada; por encima de la ley, nadie’”.
Consideró conveniente iniciar una investigación a las decenas de organizaciones que lucran con la esperanza de la población sobre la regularización de sus unidades de contrabando que a cambio de una cuota les otorga un cartón para circular de manera impune, exponiendo la seguridad pública y vial.
Fuente: El Economista