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La automotriz estadounidense Tesla se sumó a la tendencia de eliminar componentes de origen chino de sus vehículos fabricados en Estados Unidos con el fin de reducir el impacto que las tensiones geopolíticas entre Washington y Pekín provocan a su cadena de proveeduría.
De acuerdo a un reporte del The Wall Street Journal, la compañía que capitanea Elon Musk comenzó a eliminar gradualmente las piezas de origen chino a principios de este año, reemplazándolas con componentes fabricados en México, el sudeste asiático y Europa.
Ejecutivos y proveedores involucrados en la iniciativa afirmaron que Tesla pretende eliminar las piezas de origen chino en los próximos dos años.
El informe se da a unos días de que Reuters reveló una iniciativa similar en General Motors, cuyos ejecutivos están presionando a sus proveedores para que eliminen todo componente o material procedente de aquel país de igual manera para el 2027.
La empresa tecnológica declinó hacer declaraciones al WSJ sobre la política, pero algunas fuentes afirman que el cambio refleja presiones tanto económicas como estratégicas.
El cambio se aceleró después de que la administración Trump impusiera fuertes aranceles a una amplia gama de importaciones chinas.
Estas medidas complicaron los costos de adquisición de Tesla y obligaron a la compañía a replantear los precios de los vehículos fabricados en sus plantas de Fremont, California, y Austin, Texas.
La creciente incertidumbre arancelaria, el riesgo en la cadena de suministro y las restricciones a la exportación de semiconductores han obligado al fabricante de automóviles a aislar sus operaciones en Estados Unidos de los materiales que dependen de China.
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