Reestructura Global de la Industria: Transformarse para no Sucumbir

9 octubre, 2025

César Roy Ocotla/Café de Roy al Volante

Un nuevo orden económico mundial
determinará si los fabricantes siguen
con la electrificación en su producción
o retornan al motor de combustión
interna (MCI) con híbridos en la propulsión.

Dependerá de Vladimir Putin (Rusia) y Xi Jinping (China)  que sepan guiar a un Donald Trump (Estados Unidos) hacia un nuevo orden económico mundial que finque las bases para una transformación de la industria automovilística que hoy se juega su futuro del negocio y de la auto-movilidad.

El mandatario estadounidense, lleno de protagonismo, quiere proteger a su país con una política económica basada en los altos aranceles que está cobrando a sus antiguos socios y prácticamente a todas las naciones que quieran comercializar con el país de América del Norte. Con ello no sólo rompe el antiguo orden mundial, sino que arriesga la conformación del multilateralismo con una supremacía que ya no corresponde con los tiempos que se viven.

El movimiento de electrificación del sector de la automoción ha dado resultados contrastantes. Mientras China se ha industrializado potencialmente con el primer lugar en la producción de automóviles (híbridos, eléctricos y de combustión interna), los países de Occidente, principalmente Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia y Reino Unido, se están viendo obligados a abandonar una agenda verde y regresar al uso de petróleo y carburantes, empujados por las políticas de Donald Trump y Vladimir Putin.

Así, China ha logrado el éxito de su fórmula de vehículos eléctricos e híbridos, mediante el uso de tecnologías avanzadas y precios competitivos. Europa y Estados Unidos caminan más atrás, jugando la carta si apuestas por la colaboración con China o irse por una tercera vía incierta.

Donde no hay duda es que los procesos futuros de la manufactura seguirán cambiando con la utilización de tecnologías nuevas, baterías más ligeras, resistentes y de mayor autonomía para el recorrido de distancias en cada carga, paralelo este camino con la implementación de la Inteligencia Artificial (IA) y el manejo autónomo sin piloto.

Esta transformación creará que muchos, la mayoría, abandonen la carrera tecnológica y otros se consoliden, como es el caso de Tesla, BYD, Toyota, Geely y quizá Volkswagen, BMW y Mercedes.

La electrificación total no dio resultado. Altos precios de los vehículos eléctricos fueron rechazados por los compradores y la ausencia de una amplia infraestructura de carga en todos los países, dieron al traste con este fenómeno, haciendo retornar los procesos productivos a lo ya conocido: El motor de combustión interna y el regreso a los precios ya aceptados en todos lados.

Este poder del consumidor de decir “No” a los eléctricos, hizo que decenas de marcas perdieran su capacidad financiera para responder al reto de la transformación, cerrando plantas, dando por terminadas sus alianzas y tratando de sobrevivir o, de plano, quebrar.

China seguirá creciendo bajo el paradigma de la innovación tecnológica, la producción masiva y la expansión y conquista de los mercados. Un comprador renuente ha pasado a tener confianza en el producto, aceptándolo y difundiendo sus ventajas por encima de las marcas tradicionales. Cierto, no todas las chinas obtendrán ese privilegio, también sucumbirán.

Tomemos un caso: El de Nissan Motor de Japón. Llegó tarde a la producción de vehículos electrificados, quedando un tanto fuera de la competencia. Ello, aunado a una accidentada alianza con la francesa Renault, dio como resultado la más severa crisis de dinero en el tercer fabricante nipón que ha tenido que cerrar plantas emblemáticas como Yokohama o CIVAC en México (la primera fuera de Japón). Veremos si brinca la tabla ante el tsunami que afronta.

Volkswagen es otro: Su plan de electrificación enfrenta a baterías chinas de mayor duración y carga rápida, con una autonomía superior a los 1,000 kilómetros de recorrido, pero a un precio menor que los vehículos alemanes.

Los dos ejemplos anteriores responden a dos severas crisis financieras de sus respectivos países, Japón y Alemania. 

Y regresamos al principio. Si no se establece un nuevo orden económico mundial, las empresas del ramo automotriz difícilmente podrán encontrar un tablero del juego claro y contundente para fincar su desarrollo y su viabilidad como negocios.

César Roy Ocotla es periodista y analista de la industria automotriz con una experiencia de 48 años en el sector. Se ha identificado por ejercer un periodismo independiente dentro del sector, importándole llegar al fondo de los asuntos que trata. Ha hecho periodismo radiofónico en diversas estaciones de radio y televisión