Descarbonización de la Industria Automotriz: Desafío que Incumbe a Todos
Iván Iglesias/Horsepower
La industria automotriz es una pieza fundamental en la economía global de México. Sin embargo, este éxito ha tenido un alto costo ambiental. Las emisiones de carbono, la contaminación del aire y la degradación del entorno natural son algunos de los problemas que la industria sigue enfrentado.
Por fortuna, hoy en día, y con la toma de conciencia de los diferentes actores de la cadena de valor automotriz, así como los acuerdos y nuevas normas ya vigentes para revertir los efectos de gases invernadero (GEI) en el país, los vehículos eléctricos hoy se postulan como principales apuestas tecnológicas y energéticas para descarbonizar a la industria automotriz mexicana. Por supuesto, todo ello tomando en cuenta una hoja de ruta llena de compromisos, estrategias y acciones que nos llevarán a una adopción plena de la electromovilidad y a lograr cero emisiones en el ambiente.
Por ejemplo, es sabido que los vehículos eléctricos no presentan emisiones en la fase de fuente energética. No obstante, su verdadera capacidad para contribuir a la reducción de las emisiones de GEI solo puede evaluarse adecuadamente mediante un análisis completo del ciclo de vida, es decir, desde que se diseña, hasta que el vehículo termina su vida útil.
Así lo comenta Manfred Grunert, vicepresidente de Comunicaciones y Asuntos Gubernamentales de BMW Group: “Necesitamos ver todas las etapas de producción (cómo aprovechar materiales, utilizar mejor la energía y materiales y, no menos importante, diseñar la construcción de vehículos sustentables desde antes que se ensamblan). También, debemos pensar, desde el diseño de los vehículos hasta su producción, en la reutilización de materiales que aún tienen vida útil para ser usados en vehículos nuevos.”
Por fortuna, a decir de los involucrados en la producción y armado de vehículos, ya existen soluciones para reducir el consumo de energía tanto en los procesos de manufactura, como en los sistemas auxiliares en una planta, y, por ende, en la reducción de emisiones.
Por ejemplo, en su informe sobre responsabilidad social y sostenibilidad en México de 2022, la armadora BMW plantea afianzarse como líder en sustentabilidad en la industria automotriz enunciando las siguientes metas: 1) para 2030, se compromete a que el material de empaque de los productos sea 100% retornable, reciclable, reutilizable o compostable; 2) para 2035, tiene el compromiso de que toda la energía eléctrica de sus operaciones sea 100% renovable; y 3) para 2040, logrará la neutralidad de carbono en productos y operaciones globales.
También, George Galván, líder de Participación en el Mercado de Energías Renovables en S&P Global, comenta que para afrontar este gran reto, primero se le debe dimensionar pues anualmente hay 60 gigatoneladas de CO2 que distintas industrias están arrojando a la atmósfera, dentro de las cuales la cifra correspondiente a la industria automotriz es alrededor de 9 gigatoneladas (14-15% del total de emisiones).
“Para lograr que esas 9 gigatoneladas lleguen a 2 para 2050 se requieren acciones a nivel empresa e industria. La transición energética de las industrias no puede ser posible sin el apoyo del combustible fósil; si alguien pretende que el día de mañana ‘bajemos el switch’ y queramos electrificar todo, no sabe cómo llevar a cabo una transición energética efectiva. Entre estos retos está el que para 2050, el 50% de los autos nuevos que se compren en el mundo sean eléctricos o de baja emisión del CO2. Hoy ya estamos viendo una demanda paulatina de autos eléctricos, pero aún no podemos solventar dicha demanda porque aún no existe la conexión suficiente a la red eléctrica en América Latina para estaciones de carga. Por el lado de la oferta, el mayor reto que enfrenta la industria está en sus cadenas de valor pues la cadena de los vehículos eléctricos sigue siendo muy costosa. Sin embargo, pienso que la industria automotriz ya está tomando las decisiones adecuadas que nos llevarán a un 2050 descarbonizado, solo si aceleramos y escalamos las buenas prácticas tecnológicas.”
Por su parte, Francisco González, presidente ejecutivo de la Industria Nacional de Autopartes (INA), comenta que la sustentabilidad de la industria debe tomar en cuenta tres factores fundamentales: “1) ordenanza de gobierno, mercados y compañías por tener productos limpios; 2) las empresas armadoras deben cumplir con una cantidad de productos sustentables para la venta. 3) son las autopartes, en donde estamos trabajando sin parar para tener una producción limpia de ellas.” Pero González agrega uno más: “debemos añadir a aquella sustentabilidad que exige el consumidor, una que incluso vaya acorde a su presupuesto, uso y reciclaje. En este momento, el verdadero problema con la sustentabilidad es que no estamos satisfaciendo al consumidor final, sino que solo estamos cumpliendo con la ordenanza gubernamental. Asimismo, no podemos hablar de sustentabilidad si tenemos el 80% de la producción mexicana destinada a vehículos que usan energía fósil.“
¿Electromovilidad al 100%? Aún falta…
Por supuesto, como ya se puede intuir, para alcanzar el 100% de la electromovilidad en México para 2050 es necesario abordar diferentes temáticas y desafíos. Por ejemplo, el estudio “Recomendaciones para una política nacional de electromovilidad 2023” de AMIA, realizado por Frost & Sullivan, señala que un plan efectivo de electromovilidad en México debe abordar la manufactura de vehículos híbridos y eléctricos, infraestructura de carga y el desarrollo de mercado.
Para 2030, Frost & Sullivan prevé que las ventas de vehículos eléctricos alcancen 316,856 unidades, lo que representaría una penetración de 19.1% del total de ventas de vehículos en México.
Sin embargo, este informe señala que el uso de vehículos híbridos y eléctricos no logra permear en el interés colectivo, debido a la falta de información que hay en el consumidor acerca de las nuevas tecnologías y sus beneficios económico-ambientales. Además, el tema de incentivos y financiamiento aún es limitado para la adquisición de unidades eléctricas.
También, el estudio de Frost & Sullivan, al cuestionar a los consumidores de vehículos con tecnologías híbridas y eléctricas acerca de su preferencia de compra, reporta que si este tipo de unidades tuviera el mismo precio que aquellos con motor de combustión interna, la respuesta del público se inclinaría mucho más hacia las tecnologías híbridas y eléctricas.
En cuanto a la industria manufacturera de este tipo de vehículos, el análisis subraya que el marco regulatorio ideal debiera contener un esquema de promoción e incentivos, así como la normativa que permita a las empresas invertir en nuevas plantas de producción o en la reconversión de las instalaciones actuales. De igual manera, que los fabricantes cuenten con condiciones de infraestructura que impulsen el desarrollo de la industria, para satisfacer el mercado local.
Es así como se puede apreciar una necesaria y simbiótica participación de todos los sectores involucrados en esta industria para lograr su descarbonización. Los cambios para la rápida transformación de la industria automotriz mexicana requieren del impulso de una estrategia conjunta nacional entre gobierno (federal, estatal y local) y el sector automotriz para seguir atrayendo inversiones y transformar la planta manufacturera.
El éxito de la industria automotriz mexicana como pieza fundamental en la economía global, ha venido con un alto costo ambiental. Pero la buena noticia es que la conciencia sobre estos problemas está en aumento, y la industria automotriz está ya tomando medidas claras y contundentes para reducir su huella de carbono. Deberemos ver resultados en los décadas cercanas.