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En poco más de tres años, David Blenkle, propietario de un Ford Mustang Mach-E que reside en Santa Cruz, California, ha recorrido más de 250 mil millas (402 mil 336 kilómetros), lo cual ha llamado la atención de los ingenieros a cargo de este programa.
Dicho recorrido, que supera a la distancia entre la Tierra y la Luna (estimada en 384 mil 400 kilómetros), es una muestra de la calidad con que el vehículo eléctrico es manufacturado, pero también de lo que es capaz con el cuidado y mantenimiento adecuado.
“La principal idea falsa que la gente tiene es respecto a la duración y la autonomía de la batería, y para eso les muestro mi odómetro”, dijo Blenkle, quien dirige un pequeño negocio de traslados privados, respecto a su experiencia.
“Tengo un cargador Ford en casa donde enchufo el vehículo todas las noches, y lo programo para cargar cuando la tarifa de la luz es más baja”, explicó el propietario del vehículo con nivel de equipamiento Premium.
Dicha recarga es suficiente para recorrer 290 millas (467 kilómetros), aunque en días de alto kilometraje a veces necesita una parada adicional de 15 a 20 minutos en un cargador rápido.
No obstante, los números dan cuenta de una batería que aún se encuentra en buenas condiciones, debido en gran medida a los buenos hábitos del usuario.
“Según nuestros propios datos de validación, las baterías del Mustang Mach-E están diseñadas para durar al menos 10 años, con un 90% de vida útil después de 100 mil millas recorridas”, dijo Matthew Gabrielli, ingeniero jefe del programa del Mustang Mach-E.
Si bien la garantía estándar de Ford cubre la batería y el sistema de propulsión eléctrico durante 8 años o 160 mil kilómetros, la experiencia de David demuestra que el vehículo da para más bajo los cuidados adecuados.
El propietario dijo pasar hasta 12 horas diarias en la carretera, por lo que usar en carretera las prestaciones de conducción asistida del paquete BlueCruise, sumada a la ausencia de ruido y vibración del motor, hace que estas largas jornadas sean más fáciles y agradables.
Es por eso que su programa de mantenimiento es consistente, aunque sorprendentemente sencillo: rotación regular de neumáticos, inspecciones multipunto de rutina y filtros de cabina nuevos.
Ayuda mucho también su estilo de conducción suave, que recurre constantemente al frenado regenerativo, lo que ayuda a recuperar energía y reduce el desgaste, por lo que sus balatas de freno originales aún tienen vida útil.
“El equipo y yo hemos dedicado incontables horas a probar, perfeccionar y llevar este SUV eléctrico al límite. Diseñamos para la durabilidad y producimos para cubrir la distancia. No hay nada más gratificante que ver un vehículo cumplir su función en el mundo real, kilómetro tras kilómetro”, concluyó Gabrielli.
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